¿Cuidamos lo bastante la AUTOCONFIANZA de nuestros hijos?

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¿Cuidamos lo bastante la AUTOCONFIANZA de nuestros hijos?

He querido escribir este artículo para los padres y madres, porque yo también soy padre y creo que me hubiera ido muy bien leer algo así cuando mis hijos eran pequeños.

¿Por qué?

Porque nosotros somos los responsables de gran parte de lo que concierne a la personalidad de nuestros hijos, de cómo serán de mayores, tanto respecto a sí mismos como en sus relaciones con los demás.

Ya sé que, dicho así, suena muy grande ¡pero es la pura verdad!

Los científicos ya se han puesto de acuerdo en que los rasgos fundamentales de nuestra personalidad se deciden entre los 0 y los 7 años, una etapa en la que los niños están totalmente al cuidado de sus padres -o deberían estarlo- y en la que la mayor influencia que reciben es de éstos y de los familiares más cercanos: hermanos, tíos, abuelos, etc.

Según las teorías modernas sobre el comportamiento humano, nuestra vida se divide en una serie de etapas en las que la formación del sentimiento de Autoconfianza ocupa la mayor parte de la infancia, concretamente el periodo comprendido entre los 18 meses y los 12 años, justo antes de comenzar la adolescencia. Antes de esta etapa, los bebés no confían ni desconfían de sí mismos, sólo sienten confianza o desconfianza hacia los demás en función de que les aporten o no lo que ellos están acostumbrados a recibir: calor, comida, seguridad, etc.

Entre los 18 meses y los 3 años, los niños comienzan a sentirse más autónomos y a experimentar nuevas acciones (caminar, hablar…), pero también es la fase en la que puede aparecer el sentimiento de vergüenza, dependiendo de los mensajes y las reacciones que reciban de su entorno (básicamente de los padres y familiares más cercanos) ante aquello que se han atrevido a probar. Si los niños se sienten avergonzados por sus acciones, pueden crecer con una mermada autoconfianza que también les repercutirá en su nivel de autoestima.

Entre los 3 y los 5-6 años nace la iniciativa en el niño, al querer actuar como los adultos y ser más independiente de ellos pero, si se reprimen estos deseos o no se cumplen los objetivos del niño, se genera el sentimiento de culpa, influyendo negativamente sobre la confianza, tanto en sí mismo como en las personas de su entorno.

La etapa entre los 6 y los 12 años es en la que se adquieren conocimientos y se hacen tareas, resolviendo problemas. Si no se da el adecuado reconocimiento, el niño puede generar un negativo sentimiento de inferioridad e inadecuación, con el lógico detrimento de su autoconfianza.

Obviamente, en esta fase el niño también se ve influenciado por sus amistades y el entorno escolar, no solamente por los padres y familiares, razón por la que es tan importante que los padres le refuercen emocionalmente, dándole suficiente reconocimiento por todos sus logros, dado que en esta etapa se van a poner a prueba las capacidades, actitudes y limitaciones del niño, pudiendo “etiquetarle” en función de diversos estereotipos que influirán de una manera muy acusada en su desarrollo, ya sea de manera positiva o negativa.

Superadas estas etapas, el adolescente pasa por una crisis psico-estética en la que orienta su confianza más hacia el exterior que hacia él mismo, hacia las personas que le sirven como modelo de aquello que quiere llegar a ser para ganar independencia, pero sin plantearse si lo puede conseguir o no en base a sus capacidades; solamente establece su ideal e, incluso, puede llegar a hacer culpable de sus fracasos a dicho modelo, cuando éste le decepciona por algún motivo.

Es muy importante que los padres actuemos de una manera adecuada y consciente de los efectos de nuestros actos durante toda la infancia de los hijos, porque es la mayor garantía de que éstos crezcan con algo tan importante para su desarrollo como es un alto nivel de autoconfianza, de la que depende en gran medida el concepto que tengan de sí mismos y su nivel de autoestima.

Esto no quiere decir que debamos darles todo lo que quieren, sin más, ni dejar de reconducirles cuando hagan algo que no esté bien ¡en absoluto!

Se trata de mantener un sano equilibrio en su educación para que aprendan lo que está bien y lo que está mal, a la hora de vivir en sociedad y respecto a ellos mismos, pero teniendo en cuenta cuáles son las pautas que pueden influir en su desarrollo.

A modo de resumen, podemos decir que las posibles causas que pueden influir en el nivel de Autoconfianza de los niños son:

• Percepción de afecto, respeto y amor por parte de los demás.
• Recibir reconocimiento por los logros en el entorno cercano.
No sentir vergüenza ante las acciones o decisiones tomadas.
• Aceptar los errores y fracasos desde una posición de responsabilidad, en lugar de la de
culpabilidad, potenciando los posibles aprendizajes.
• Conocer el sentido de lo que se hace, su propósito, lo cual aumenta nuestro nivel de
autoconfianza respecto a las expectativas de éxito.

Y para que tengamos en cuenta la importancia de la Autoconfianza para el ser humano, algunos de los posibles efectos de tener un bajo nivel de ella son los siguientes: aislamiento, desconfianza hacia los demás, agresividad, imposición de los propios deseos (maltrato, abuso…) o autocensura continua, entre otros.

Tener un hijo o una hija da muchas recompensas, pero también es una tarea de enorme responsabilidad y no hay escuelas en las que nos enseñen cómo criarlos ni a comprender sus necesidades a nivel emocional.

Espero que este artículo sea un pequeño granito de arena en este sentido…

 

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