¿Qué significa “tener Autoconfianza”?
Empecemos por lo que NO es.
No es sentirse infalible o perfecto, ni tampoco pensar que somos superiores a los demás.
Tampoco se trata de creer que somos inmunes a los problemas en nuestra vida. Esto es un peligroso auto-engaño que, tarde o temprano, nos pasa factura.
Tener confianza en uno mismo es percibir que podemos afrontar los problemas porque sabremos encontrar la manera de solucionarlos, ya sea con nuestros propios recursos o pidiendo ayuda a otras personas, sin que ello nos lleve a sentirnos mal con nosotros mismos o inferiores a los demás.
La Autoconfianza es una sensación que no se puede medir con parámetros racionales sino que forma parte de nuestro Yo emocional y se crea por la combinación de percepciones como el Autoconcepto (imagen que tenemos de nosotros mismos) y la Autoeficacia (idea de nuestra capacidad para resolver problemas y tareas concretas). Por tanto, se trata de un factor totalmente subjetivo que será diferente para cada individuo y se apoyará en aspectos distintos de la vida y de las experiencias de cada uno.
Lo que a una persona le sirve para mantener un nivel alto de autoconfianza, a otra le puede causar resultados totalmente opuestos. Esto es así porque no existen “recetas mágicas” que puedan ser consideradas universales o válidas para todo el mundo.
Podemos hablar de mecanismos que “pueden” contribuir a la mejora de la propia seguridad, pero no de una forma categórica ni universal porque cada persona es distinta a las demás; se trata de probar diferentes recursos y comprobar cuáles de ellos son los más útiles para cada uno de nosotros.
Las personas somos tan diferentes que algunas sólo se sienten totalmente seguras de sí mismas en entornos conocidos, en los que pueden dominar perfectamente todas las situaciones y, por el contrario, otras personas necesitan continuos retos y ambientes cambiantes para sentir que se desarrollan de manera satisfactoria, poniendo a prueba aquellas capacidades de las que se sienten totalmente seguras.
¿Son mejores unas personas que otras?
Rotundamente ¡no!
Cada una es distinta y se sentirá mejor en uno u otro entorno en función de sus características, valores, creencias, experiencias, aprendizajes y vivencias recopiladas hasta el momento.
¿Qué es lo verdaderamente importante?
¡Conocernos lo mejor posible!
Contar con un alto nivel de Autoconocimiento es lo que nos permitirá saber cuáles son nuestras fortalezas, habilidades, competencias y comportamientos más funcionales, así como aquellos aspectos o entornos en los que nos sentimos menos capacitados para “hacer un buen papel” y, por tanto, en los que deberemos ser muy conscientes de cómo actuar para no incurrir en situaciones que puedan dañar nuestra autoconfianza.
Las personas que se conocen bien a sí mismas son aquellas que tienen identificado tanto aquello que les puede ayudar a alcanzar sus objetivos como lo que les puede frenar o dificultar su desarrollo. Y no solamente esto sino que, además de aceptar todo ello, son las que también aprenden a actuar en cada situación, desarrollando los sistemas y hábitos de conducta más funcionales para cada caso.
¿Quiere decir esto que tenemos que ser perfectos?
Como ya dije al principio: NO.
Todos estamos expuestos a situaciones conflictivas que pueden sobrepasar nuestras capacidades de actuación, por lo que uno de los rasgos que identifican a las personas realmente seguras de sí mismas es su buena disposición a pedir ayuda cuando se encuentran en situaciones de este tipo.
Una persona con la suficiente autoconfianza no se dejará influenciar “por lo que piensen los demás”, sino que actuará con criterio propio en cualquier situación para buscar siempre la mejor solución, ya sea utilizando sus propios recursos o solicitando la ayuda de aquellas personas que se encuentren mejor capacitadas para ello.
No todas las personas servimos para todo, esto es una realidad que vale la pena integrar de una vez por todas.
Cada uno de nosotros tenemos un potencial distinto y lo realmente útil es ser conscientes del nuestro, al máximo detalle, a la vez que ser también coherentes con nosotros mismos para invertir nuestras energías y recursos personales en lo que nos puede aportar mayor satisfacción personal, que suele ser aquello para lo que realmente estamos mejor preparados.
Cuando nos enfocamos en la dirección correcta, según nuestra “brújula” interior, vamos alcanzando pequeños o grandes logros que refuerzan la confianza en nuestras propias capacidades, ayudándonos a mantenernos en el camino hacia nuestro propósito de vida y a superar las dificultades que se nos ponen por delante.
De esta manera conseguimos reforzar aún más la buena imagen que tenemos de nosotros mismos, generando un bucle de continuo crecimiento que nos dará cada vez mayor seguridad, tanto a nivel personal como profesional.
¿Crees que te conoces lo bastante como para sacar el máximo partido a tu potencial y aumentar tu nivel de Autoconfianza?