Tirar la toalla no es una opción.

Web de Chema Montorio - Mentor Formador y Mediador

Tirar la toalla no es una opción.

Aunque yo no soy nadie para decirle a otra persona lo que debe o no debe hacer, quiero pensar que el hecho de explicar mis experiencias, de mostrar esa parte de mi vida que muchas personas en mi lugar querrían olvidar, les puede servir a otros para encontrar un poco de luz donde ahora no tienen más que oscuridad y angustia.

Lo hago porque a mí se me ha concedido una segunda oportunidad para lograrlo, y me siento en deuda por ello aunque -no quiero engañar a nadie- no esté siendo un camino de rosas pero ¿realmente alguna vida lo es?

Sencillamente, con esto quiero decir que

La vida NO es fácil, nunca, para NADIE.

Seamos realistas y quitémonos de la cabeza esas historias almibaradas sobre vidas de ensueño y pensemos, sin la venda en los ojos, cómo han acabado una gran mayoría de esos personajes famosos o tremendamente ricos:

  • Destrozados por las drogas o el alcohol (ellos o sus hijos) al buscar evasiones a una vida vacía y superficial.
  • Perseguidos por legiones de periodistas o competidores que no les dejaban vivir.
  • Arruinados, después de contribuir a que una horda de parásitos a su alrededor (representantes, familiares, exparejas, etc.) se hicieran de oro a su costa.
  • Olvidados por todos aquellos que solo les quisieron a su lado mientras pudieron sacar algo de ellos.

Seguro que todos tenemos en la cabeza ejemplos para ilustrar esta reflexión.

Como decía, la vida no es fácil para nadie, por mucho que, a través de la prensa rosa, amarilla o a topos, nos quieran hacer ver lo contrario.

Pero, por otro lado, la vida también está llena de personas que se han hecho a sí mismas, saliendo de la nada, o que han superado situaciones que parecían insalvables. Sin ir más lejos, en la etapa relativamente moderna de James Bond podemos encontrar a un par de actores (hombre y mujer) que habían caído en la indigencia antes de que su determinación les llevara a conseguir que los cazatalentos les “descubrieran”.

Todo esto, y mi propia experiencia, me hacen pensar que NO se trata de una simple cuestión de suerte, de buena estrella o de tener  los “padrinos” adecuados; eso son solo excusas que ponen (yo también las ponía) aquellos que no quieren responsabilizarse de sus propias vidas y que hacen algo que, desgraciadamente, es muy humano en nuestra sociedad moderna: tirarle las culpas de su situación a otros… o al mundo en general.

Por eso creo en aquella frase que, parece ser, se debe a un emprendedor español: “que la suerte me encuentre trabajando” (Picasso cambiaba el término “suerte” por el de “inspiración”) y eso es algo en lo que coinciden muchas de las personas que consideramos “de éxito”.

Las cosas no pasan solo por azar o por cuestiones de suerte, nosotros tenemos que “llamar” a esa buena suerte estando en el lugar apropiado y en el momento preciso, por lo que se trata de HACER cosas para que se puedan dar esas circunstancias.

O lo que es lo mismo: lamentándonos de nuestra situación desde el sofá de casa será muy difícil que alguna vez nos encontremos en el lugar adecuado para que alguien, ese ángel en forma de encorbatado director de RRHH o de perspicaz  cazatalentos, nos “descubra” y nos ayude a mejorar nuestra vida

Y aquí es donde enlazo con el título de este artículo porque

rendirse y tirar la toalla no son opciones válidas,

si se quiere seguir viviendo.

Lo digo desde la comprensión, por mis propias vivencias, de todo lo que nos puede hacer pensar en dejarnos caer, en abandonar la lucha y decir ¡basta ya, no puedo más!

Comprendo el cansancio, el hastío, la decepción y la rabia que nos causan el no saber por qué nos pasa esto a nosotros.

Entiendo la incertidumbre y la angustia que sentimos cuando pasan los días, o los años, y no podemos ver la luz al final del túnel en que se ha convertido nuestra vida diaria, llena de necesidades sin cubrir.

He sentido en mi propia piel la vergüenza de no poderme pagar ni un simple café cuando me encontraba por la calle con algún amigo, o por tener que volver a vivir con mi madre y a ser literalmente mantenido por ella, teniendo yo casi 50 años, después de haber sido el propietario de una pequeña empresa durante veinte de ellos.

Sé lo que es sentir un tremendo dolor en mi corazón al no poder comprarles a mis hijos unos zapatos, mientras veía que los suyos empezaban a romperse.

Yo comprendo todo esto y, precisamente por ello y porque también sé que mi vida ha mejorado en muchos aspectos, también puedo asegurar que rendirse ante lo que nos pasa en la vida es lo más FÁCIL, pero nunca será lo MEJOR, ni siquiera lo ÚNICO que podemos hacer, porque siempre hay otras opciones que, aunque nos costarán esfuerzo y perseverancia, también nos acabarán dando una gran recompensa.

Cuando nos sintamos caer en la desesperación es el momento para hacernos una gran pregunta:

¿hacia dónde quiero ir?

Muchas veces no tenemos una respuesta a esta pregunta, lo sé, pero os aseguro que eso llegará en el momento oportuno que será, ni más ni menos, cuando dejemos el sofá y nos movamos, aunque al principio ni siquiera sepamos hacia dónde.

Lo importante es no tirar la toalla y levantarse porque, cuando caminamos, van apareciendo compañeros en nuestro camino que nos ayudan a encontrar la dirección correcta, pero el primer paso ¡el más importante de todos! lo tiene que dar uno mismo

… para los siguientes podremos tener -o pedir- ayuda.

Para acabar, creo que no he podido encontrar nada mejor con que ilustrar este artículo que este corto pero impactante vídeo.

¡Nunca des una batalla por perdida, hasta el final…!

 Penalti imposible, no tires la toalla

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